Geolectos y otras realidades lingüísticas

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Lugar: Madrid, Spain

4 de octubre de 2006

Estudio fonético-histórico de los dialectos españoles occidentales (II)


Juan Carlos González Ferrero me ha enviado muy amablemente un ejemplar del Estudio fonético-histórico de los dialectos españoles occidentales, la traducción de la obra que Fritz Krüger publicó en 1914 bajo el título de Studien zur Lautgeschichte Westspanischer Mundarten. González Ferrero es el responsable de la edición y el autor del estudio preliminar y las notas del grueso volumen que ve la luz gracias al Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo de la Diputación Provincial de Zamora. Tras casi un siglo de espera (y de olvido) podemos disfrutar del contenido de este trabajo de Krüger.

El original, en alemán, no era tan difícil de localizar. En Madrid he encontrado un ejemplar en la biblioteca de la Real Academia Española y otro en la del CSIC, y en la biblioteca de la Universidad de Extremadura disponen de fotocopias del libro de 1914. La dificultad de localización no sirve, pues, para excusar el desconocimiento del estudio de Krüger. Tampoco es excusa que este trabajo haya pasado desapercibido para la mayoría de los investigadores extremeños desde 1974 hasta 2006 ("mal de muchos, consuelo de tontos"), aunque no es del todo cierto que John Cummins haya sido el único que ha usado el original de Krüger: Miguel Becerra lo cita en la bibliografía de su tesis sobre Almendralejo, mientras que para Pilar Montero es una de las fuentes principales en sus estudios del habla de Madroñera. El problema para consultar el libro de 1914 está, claro, en el alemán: no en Krüger –que bastante hizo con escribir esta inmensa obra– sino en el idioma en que se publicó. En este sentido, algún investigador ha llegado a confesar que la falta de traducción le imposibilitó, en su día, la consulta.

El olvido en que ha estado sumido este estudio durante nueve décadas, en especial en Extremadura, me lleva de nuevo a reflexionar sobre algo que ya he apuntado aquí en alguna ocasión: es necesario que se revise toda la bibliografía que han generado las hablas extremeñas y que se analice desde un planteamiento crítico.

El libro de Krüger que ahora edita González Ferrero es de trascendental importancia, un estudio imprescindible para conocer el estado de las hablas del norte de Cáceres a comienzos del siglo XX. No sé si tendrá razón Diego Catalán cuando dice que se trata de una "obra valiosa en que abundan, sin embargo, los datos y observaciones erróneas" (hará falta un análisis detenido para compartir o no esta opinión), pero estoy seguro de que –con errores o sin ellos– nos encontramos ante una pieza clave para entender con mayor profundidad la evolución de las hablas de influencia leonesa. González Ferrero, en el estudio preliminar, resume a la perfección el valor que adquiere hoy el libro de Krüger:

“[La traducción] pone a disposición de los estudiosos una base para continuar trabajando sobre las áreas dialectales extremeña y zamorana, y hace posible realizar, a partir de ella, comparaciones diacrónicas entre diversos períodos de la vida de estos dialectos. En este sentido, esta traducción podría promover toda una serie de trabajos que tendrían como objeto determinar en qué medida han avanzado o retrocedido en estas regiones los rasgos dialectales registrados por Krüger hace casi un siglo” (pág. IV).

Las traductoras de la obra son M.ª Teresa Sánchez Nieto y María González Martínez.

2 de octubre de 2006

La canción del arado en Aldeacentenera

Las casualidades en dialectología existen. En 1978 Valeriano Gutiérrez Macías publicó una pequeña obra que tituló Por la geografía cacereña. Visión de Aldeacentenera, de la que la Diputación Provincial de Badajoz imprimió veinticinco ejemplares (es tirada aparte del artículo publicado en el n.º XXXIV/2 de la Revista de Estudios Extremeños). Pues bien, en las páginas 14 a 16 transcribe una versión de la canción del arado “facilitada por Francisco Mariscal Trigo, labrador de la localidad”. Lo de la casualidad lo digo porque fue precisamente a este labrador a quien encuesté en 1992 para recoger informes sobre la agricultura y la ganadería de Aldeacentenera, sin saber que varios años antes le había recitado a D. Valeriano esa canción. Francisco Mariscal Trigoso (así me dijo a mí que se llamaba, no Trigo) tenía cuando hablé con él 84 años, por lo que ahora habrá cumplido 98. No ha sido la única vez que he entrevistado a alguien que ya había sido elegido como informante para otros estudios (en Calera de León y en La Codosera hice las encuestas a los sujetos que habían proporcionado los datos para el Atlas Lingüístico de España y Portugal), pero sí es Aldeacentenera el único lugar donde he recogido un romance que ya había sido transcrito y publicado unos años antes. Las dos versiones, la de Valeriano Gutiérrez (1978) y la mía (1992), son las que expongo a continuación:

Versión de Valeriano Gutiérrez Macías (1978):

El arado cantaré
de piezas le iré formando,
la muerte y pasión de Cristo
figurado en un arado.

El dental es el cimiento,
le puso Dios por su mano,
tenemos tan buen Dios
remedio de los cristianos,
las orejeras son dos,
que caen sobre el dental
significarán las llaves
de la gloria celestial.

El barreno que atraviesa
la espaílla del dental
significa el clavo
que le clavaron otros.

La reja será la lengua
la que todo le decía:
¡Válgame Dios de los cielos
y la sagrada María!

El estevón es la mancera
donde salen los colores,
María saca colores
de tu vientre virginal.

El cuño será el que aprieta
todas estas relaciones,
pues tenemos tan bien Dios
afligidos corazones.

La cama será la cruz,
la que Dios escogió
por cama el que siguiera
su luz nunca tendrá mala fama.
Las vilortas son de hierro
y ahí está todo el gobierno.
El timón pide derecho
así lo quiere el arado
significará la lanza
que le atravesó el costado.

Los barrenos de la delantera del timón
son tres, son los tres clavos
que le clavaron al Señor
desde los pies a las manos.

El gañán es Cirineo
y la ayjada que lleva el gañán
significa el azote
con que a Cristo le azotaron.

El yugo será la Cruz
donde a Cristo le amarraron,
los coyundas son los cordeles
con que a Cristo le ataron,
los bueyes son los judíos
los que a Cristo le arrastraron,
desde el monte León
hasta el monte Calvario.


Versión que recogí en 1992:

El arado cantaré,
de piezas le iré formando,
la muerte y pasión de Cristo
figurada en un arado.

El dental será el cimiento,
le puso Dios por sus manos,
pues tenemos tan buen Dios,
remedio de los cristianos.

Las orejeras son dos,
que caen sobre el dental,
significará la llave
de la gloria celestial.

El barreno que atraviesa
la espaílla del dental
significará aquel clavo
que le clavaron atrás.

La reja será la lengua,
la que todo lo decía:
¡Válgame Dios de los cielos
y la sagrada María!

El estevón es la mancera,
donde saca las colores.
¡María, saca colores
de tu vriente original!

Y el cuño es el que aprieta
todas estas levaciones,
pues tenemos tan buen Dios,
afligidos corazones.

La cama será la Cruz,
la que Dios tuvo por cama;
el que siguiera su luz
nunca tendrá mala fama.

Las belortas son de yerro,
ahí es ande está to[do] el gobierno,
y el timón pide derecho,
que así le quiere el arado,
significará la lanza
que le atravesó el costado.

Los barrenos que atraviesan
las lanteras del timón
son tres: los tres clavos
que le clavaron al Señor
desde los pies a las manos.

Los bueyes son los judíos,
los que a Cristo le arrastraron
I1: desde los montes León
hasta el monte del Calvario.
I2: desde los montes de León
hasta los montes Calvario.

El yugo es la columna
donde a Cristo le amarraron
(con los bueyes)
desde los montes de León
hasta los montes Calvario.

El gañán es Cirineo.
La aguijá que el gañán lleva
es el azote con que a Cristo
le azotaron.

Agua también bebía el gañán,
la que derramó Cristo [¿sabes?],
lleno de sangre
y de allí bebía.

Otras versiones en Internet: Yuncos (Toledo), Calzada de Valdunciel (Salamanca), San Pedro de Gaíllos (Segovia), Arauzo de Salce (Burgos), Piornal (Cáceres), Riofrío de Aliste (Zamora), Navarredondilla (Ávila), Almadrones (Guadalajara), Carbellino de Sayago (Zamora), Robledollano (Cáceres), Gavilanes (Ávila) y Salmoral (Salamanca).