Geolectos y otras realidades lingüísticas

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Lugar: Madrid, Spain

24 de julio de 2007

A fala: puntualizaciones sobre una crónica del curso de verano

En mi conferencia en el curso de verano sobre las hablas de Jálama ya avisé de que cualquier cosa que digamos algunos respecto a la fala se magnifica, corre el riesgo de sacarse de contexto y es entonces cuando se producen los malentendidos y las interpretaciones parciales e interesadas. Bueno, pues eso es lo que me temo que ha vuelto a suceder en esta ocasión. Quien ha escrito la crónica del curso que se publica en vieiros.com no debió de oír muy bien lo que dije (o lo oyó pero no lo escuchó), porque lo que dice que yo dije no lo dije como dice que lo dije (perdón por el galimatías).

En primer lugar, no sólo no propuse ninguna hipótesis sobre el origen de la fala, sino que lo que afirmé fue que estaba un poco hastiado de tantas interpretaciones que no suponen un avance en lo que de verdad creo que es más importante y urgente: la investigación sincrónica, desde una perspectiva sociolingüística, del habla de os tres lugaris. Si alguien entendió que por el hecho de analizar algunos de los fenómenos leoneses (o fenómenos que no pueden explicarse tomando como punto de partida el gallego) estaba proponiendo una hipótesis sobre la filiación de las hablas del valle, se equivoca. Creo que lo dejé muy claro el día 11: hay rasgos fonéticos y morfológicos en las tres variedades del valle que coinciden con los que presentan las hablas extremeñas de los alrededores, y la explicación de la presencia de estos rasgos se puede realizar por dos vías (la influencia, por contacto, de esas hablas en la fala, con lo que la teoría del aislamiento se nos iría a hacer gárgaras, o la presencia de repobladores leoneses junto a los gallegos que llegaron en la Edad Media).

En segundo lugar, mi “pesimismo por naturaleza” sobre el futuro de la fala no es un capricho, es producto de la constatación de lo que otros sí ven incluso en lenguas con decenas de miles de hablantes; es producto de los avisos que instituciones internacionales realizan desde hace tiempo, y es que las variedades regionales y las lenguas minoritarias se nos están muriendo. El mundo de principios del siglo XXI tiene poco que ver con el de mediados del siglo XIX, aunque parece que los hay que siguen anclados en el Romanticismo y se creen que con fabricar una normativa se va a solucionar el problema. Más investigación y menos política lingüística es lo que necesita la fala, lo que no quiere decir que esté en contra de que exista esa política lingüística (que luego se me malinterpreta, ¡que lo sé!). Hacen muy bien los gallegos interesados en la fala de Xálima en proponer normativas y en intentar todo lo que crean oportuno para evitar su desaparición, para potenciar su uso, para defender la galleguidad de las tres variedades del valle, pero deben permitir que otros pensemos de otra forma y, sobre todo, no deberían poner en nuestra boca cosas que no hemos dicho ni hemos defendido. Me da la sensación de que hay muchos muy interesados en demostrar, contra viento y marea, que la fala es gallego, y tanto interés no me extraña que origine suspicacias entre algunos políticos.

En la crónica se dice que insistí en defender que “a fala era cousa case exclusiva dos seus falantes”. Pues bien, pueden quitarle ese “casi” sin miedo: “El futuro de las hablas de estos tres lugares está solo en manos de sus hablantes”, eso fue lo que dije y lo mantengo con total convicción. Pero en la crónica se silencian otras razones que no casarían muy bien con las preguntas malintencionadas que se hacen a renglón seguido. Se silencia, por ejemplo, que incidí sobre un aspecto que me parece trascendental en la actualidad: la investigación de la fala y la necesidad de aplicar las nuevas tecnologías para la recogida de materiales dialectales. ¿Decir eso es afirmar que las lenguas no son una riqueza cultural? La respuesta me parece tan obvia que es mejor no contestar, pero está claro que algunos entienden lo que les da la gana.

Por último, se dice que no quise reconocer que la Universidad de Extremadura llegó tarde al estudio de la fala. Tengo buenos amigos en la Universidad de Extremadura, pero no soy más papista que el papa. No, no es que no quisiera reconocer que la Universidad de Extremadura llegó tarde, sino que, como ese debate se planteó durante la mesa redonda, y en esa mesa redonda había dos representantes de esa institución, le pasé la patata caliente a Antonio Salvador Plans, que respondió a la cuestión con mucho más criterio que con el que yo hubiera respondido.

Al margen de todo esto, sí creo que el curso puede haber servido para abrir nuevos cauces de entendimiento entre la Administración gallega y la extremeña, y para presionar a quien corresponda para que la fala sea incluida entre las variedades que se benefician de la protección que establece la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias.