Geolectos y otras realidades lingüísticas

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Lugar: Madrid, Spain

25 de abril de 2006

La filiación histórica de 'a fala'

Quizá la cuestión que más polémica ha despertado dentro de las hablas extremeñas es la de la filiación lingüística de las tres variedades que existen en el noroeste de la provincia de Cáceres (valverdeiru, lagarteiru y mañegu), en los pueblos de Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo. Son varias las teorías que se han expuesto para explicar el origen de estas peculiares hablas desde que, en la década de los años 20 del pasado siglo, varios investigadores extranjeros se preocuparan por su investigación[1]. Opiniones las ha habido para todos los gustos: portugués dialectal, gallego arcaico con leonesismos, habla autóctona a partir de un sustrato celta, astur-leonés-gallego-portugués, dialecto gallego, tercera rama del antiguo gallego-portugués, gallego-portugués arcaizante, subdialecto leonés, etc.[2], y la cuestión dista mucho de estar resuelta. No obstante, una cosa es el origen, que continúa siendo una incógnita por más que la tesis gallega sea la que mayor fuerza posee hoy[3], y otra muy distinta es la visión sincrónica de estas hablas. En la actualidad no se puede decir que en estos tres lugares se hable gallego –como se ha afirmado en alguna ocasión– porque las interferencias lingüísticas que han operado en la zona han modificado sustancialmente el sustrato o la base original que se asentó allí. En el habla del Valle de Jálama encontramos –actualmente, insisto– elementos portugueses, gallegos y astur-leoneses junto a un extraordinario empuje del castellano.

Nunca he realizado ninguna afirmación sobre el posible origen de estas hablas (en realidad me interesa más su estado de conservación actual y su estructura sincrónica que el hecho de que sea una importación gallega, portuguesa o asturiana); sin embargo, como la Filología gallega me ha colgado una etiqueta desconcertante, ahora sí voy a opinar brevemente sobre este asunto, no para ofrecer una tesis personal –mi atrevimiento no puede llegar a tanto–, sino para desmentir la que se me ha adjudicado, ofreciendo mi impresión de lo que no puede ser el habla de estos tres lugares. Y vaya por delante que, desde luego, gallego no es lo que se habla en Jálama ni tampoco gallego stricto sensu es su origen. Pero por encima de la imposibilidad de una adscripción gallega se encuentra la de clasificar a fala dentro del castellano. No creo que haya nadie que se atreva a afirmar que en Jálama se habla castellano o que la clasificación primaria de este reducto lingüístico se debe realizar tomando como base el castellano, aunque sea el castellano de Extremadura. Castellano dialectal extremeño con lusismos[4] no es una denominación válida para clasificar estas hablas y, por supuesto, jamás las he clasificado así. Claro que, a juzgar por la forma en que a fala está evolucionando, no resulta descabellado pensar que en el futuro esta etiqueta pueda ser una realidad. El propio Costas González (1996: 369) advierte sobre algunos peligros:

É fenómeno xeral a penetración brutal de castelanismos na fala dos máis novos, dos máis escolarizados –descoñecedores parciais dos traballos rurais, oficios tradicionais, léxico da flora e da fauna, etc., etc.–, así, non é de estrañar que escasísimos menores de vintecinco anos non soubesen dicir como lles chamaban os seus avós á abubilla, á nutria, á golondrina, á árbore que dá ciruelas ou mesmo ó dedo meñique.

Y unos años más tarde añade (Costas González, 2000: 96):

A escola unicamente en castelán está a conseguir un dos seus obxectivos: varre-las peculiaridades lingüísticas das falas autóctonas, uniformizar pouco a pouco en castelán. A xeración intermedia tende a imita-los fillos, xa escolarizados, e caen no coñecemento pasivo de moita eco-terminoloxía, coñecemento que non transmiten senón é por descoido.

Decía más arriba que gallego no puede ser el origen del habla de Valverde, Eljas y San Martín; es más, como anota Clarinda de Azevedo Maia (2000: 83), “não consideramos cientificamente admissível a afirmação da sua galeguidade linguística”. En todo caso, mientras no se resuelvan todas las incógnitas que existen sobre el momento en que se repobló el valle y de dónde procedían exactamente los repobladores, creo que es más acertado apelar a un origen gallego-portugués de esta habla, haciendo referencia así a una época en que la escisión entre lo que hoy conocemos como gallego y lo que hoy conocemos como portugués todavía no se había materializado[5]. Decir, sin ningún matiz, que en una parte de la Extremadura actual se habla gallego es, a mi modo de ver, una grave incorrección; proponer una normativa para las hablas del valle, basada en el gallego de hoy día[6], deja traslucir los inter­eses que se han creado desde Galicia, seguro que con muy buena fe, para poder decir que a cientos de kilómetros también se habla gallego; confundir –en definitiva– el gallego-portugués con el gallego actual es una especie de anacronismo filológico del que no conozco precedentes.

Notas

[1] Con anterioridad, en 1848, Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico, había recogido las siguientes anotaciones sobre San Martín de Trevejo y Eljas: “Sus hab. usan un dialecto ininteligible, formado de palabras castellanas y portuguesas, todas adulteradas” (San Martín); “Los hab. usan un dialecto particular, como los de Valverde y San Martín, que consiste en una mezcla de portugués, castellano antiguo y expresiones que ellos sólo comprenden” (Eljas). Tomado de Viudas Camarasa (1987: 69).
[2] Véase el cuadro resumen que realiza Costas González (2001: 36).
[3] “As falas do Ellas son historicamente galegas porque maioritariamente galego era o compoñente étnico-lingüístico que repoboou o campo de A Cidai (Ciudad Rodrigo), o noroeste de Cáceres e Sabugal e Riba-Coa veciñas” (Costas González, 2001: 37).
[4] Es la clasificación que me atribuye Costas González (2001: 36).
[5] Véase, en este mismo congreso, la ponencia de José Enrique Gargallo Gil titulada “Gallego-portugués, iberorromance. La fala en su contexto románico peninsular”, donde también se ahonda en la conveniencia de referirse al gallego-portugués como origen del habla del valle.
[6] Me refiero, claro está, a la Proposta de normativa ortográfica i morfolóxica pá escrita unificaa das falas valverdeira, lagarteira i mañega, elaborada por la Asociación Alén do Val en 1993.

[Apartado dedicado a la fala en mi “Historia, presente y futuro de las hablas extremeñas”, ponencia presentada en el Congreso Internacional sobre Patrimonio Lingüístico Extremeño, Cáceres, 4 a 6 de noviembre de 2004]