Geolectos y otras realidades lingüísticas

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Lugar: Madrid, Spain

22 de febrero de 2011

La enseñanza de la dialectología

La dialectología lleva tantos años desprestigiada en los estudios lingüísticos españoles que me extraña que no haya desaparecido ya de los nuevos planes de estudio. De la geografía lingüística, mejor ni hablar: o es asignatura optativa o no se imparte. Supongo que el motivo habrá que buscarlo en que, en general, las variedades internas de la lengua no interesan mucho en España.

La dialectología debería entenderse como una asignatura práctica. No digo que esté mal que un alumno sepa de carrerilla cuáles son las características que presenta (¿presentaba?) el asturiano oriental según los estudios de Menéndez Pidal, Diego Catalán y otros, o cuáles son los fenómenos que permiten establecer una división entre el andaluz oriental y el occidental (digo yo que esas informaciones, en frío, servirán para algo), pero sin un enfoque práctico de la materia el alumno se está perdiendo la esencia de esos estudios. Primero, porque lo que dicen los manuales no tiene aplicación en la realidad actual: la Dialectología española de Zamora Vicente está desfasada, es ya más un tratado de historia de la lengua (o de dialectología histórica) que un auténtico manual descriptivo de la situación actual (y lo mismo ocurre con otras obras más modernas que no hacen sino repetir lo que ya dijeron García de Diego o el propio Zamora); y segundo, porque todos los datos dialectológicos son datos de campo, y entiéndase la expresión datos de campo en dos dimensiones: a) procedentes de investigación directa con sujetos informantes, y b) recogidos en el campo (el de las vacas y las ovejas, el de los pueblecitos, el de un modo de vida que poco ha tenido que ver con el que se ha llevado en las ciudades).

No sé cuántos profesores de dialectología habrá en las universidades españolas que den un enfoque práctico a la asignatura, que instruyan a los alumnos por medio de grabaciones efectuadas en encuestas, con vídeos sobre la vida tradicional, con salidas al campo para recoger testimonios directos... Me temo que pocos deben ir tan lejos. Por eso, el ejemplo que da Inés Fernández-Ordóñez, flamante académica de la lengua, es digno de todos los elogios. Desde finales de los años ochenta organiza con sus alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid excursiones dialectales para recoger datos con los que completar el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural. Eso sí se llama enseñar dialectología.